martes, 16 de agosto de 2011

Aromas

Cuando tratamos de echarle imaginación a la repostería cocinando deliciosos postres sin usar algunos de los ingredientes básicos de las recetas más clásicas los aromas se convierten en nuestros mejores aliados. Porque no sólo saboreamos con la boca, sino también con la nariz y un aroma se transforma en nuestra boca en un sabor, en la presencia de un ingrediente que realmente no existe.
Para mi las meriendas no serían las mismas si no pudiera aromatizar mi queso 0% o mi yogourt con unas gotitas de frutos del bosque o de naranja que hacen diferente el lácteo. O mis bizcochos, no sabrían igual sin sus gotitas de aroma de mantequilla, que hace que huelan y sepan casi como si llevaran un poco de la prohibida grasa. O el aroma de chocolate para no abusar de tolerados... aunque tengo que reconocer que este no es el más logrado y que es demasiado fácil pasarse con el y estropear un postre.
Lo primero sería elegir un aroma. A mi me gusta tener en mi despensa varios aromas de frutas, el imprescindible de mantequilla y los clásicos como la vainilla. En el supermercado podremos encontrar sin dificultad aroma de vainilla, de limón y de anís. Para el resto de los sabores debemos recurrir a tiendas más especializadas. Hay que tener mucho cuidado, porque he leido casos de personas que han acudido a comprar aromas a herboristerías y les han vendido como alimenticios aromas para velas. Ya no es que el sabor evidentemente no sea nada atractivo, sino que pueden ser perjudicales para la salud. En algunas páginas también nos encontramos con que los aromas son "industriales". Esto quiere decir que son muy concentrados, porque están orientados para las fábricas que con poca cantidad deben hacer mucho producto. Estos aromas no son malos, pero es muy difícil calcular cantidades adecuadas para hacer un pequeño bizcocho casero con un producto cuya finalidad es aromatizar cientos de bizcochos. Por último algunos aromas son puro alcohol con unas gotas de aceite lo que para mi gusto los hace intragables.

Habiendo leido semejantes experiencias en foros, decidí irme a lo seguro y compré mis aromas en la tienda Dukan. A priori pueden parecer algo caros, pero si se ve la cantidad que traen, la relacion calidad precio es buena. Además unas gotitas son suficientes para cualquier postre lo que hace que duren muchos meses. En mi caso he probado de la casa Dukan:

Aroma de grosellas negras: frutal. Delicioso, en el yogourt le da sabor a frutos del bosque y para la panacota es ideal.
Aroma de mandarina: También me ha gustado mucho, sobre todo con el queso batido muy frio, pues sabe a sorbete.
Aroma de mantequilla: Lo he usado en mis tortas, en el pan dukan, en el pan de leche y en casi todos los dulces que he hecho. Mis postres Dukan tienen un antes y un después de comprar este aroma. Para mi es imprescindible.
Aroma de chocolate: Para mi el menos logrado, pero tras haber probado los de otras casas me parece el mejor. 

Con los aromas hay que tener mucho cuidado de no pasarse en la dosis, es mejor quedarse cortos y a la vez siguiente aumentar una gota más si es necesario. Cuando te excedes el sabor a química es fuerte y la receta por lo general queda incomible.







2 comentarios:

  1. Hola Raquel soy Majovel! Yo lo que hago con los aromas es llenar un vaso de agua e ir echando y probando hasta que esta a mi gusto y asi cojo la medida más o menos .

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  2. Majovel!!Me alegra verte por aquí. Muchas gracias por tu aportación, la verdad que es una forma sencilla de controlarlo :)

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